Al final de los años sesentas muchas personas que colaboraban en la pastoral en la Diócesis de Tula trataron de construir, junto con el Obispo una línea de pastoral común. Se reunieron la última semana del mes de enero de 1970, en la escuela de El Llano, cerca de Tula, los equipos de pastoral de ocho lugares.
·Las religiosas de San Vicente de Ixmiquilpan.
·Las religiosas y el Párroco de Orizabita (pertenecientes a La Orden Franciscana de los Estados Unidos)
·Las Hermanitas de Charles de Foucautl de San Nicolás, Ixmiquilpan
·Los Religiosos Lasallistas de El Llano, de Tula
·El Grupo de Cardonal (alemanes y mexicanos)
·El Padre Lino, de la Parroquia de Dios Padre, de Ixmiquilpan
·Las religiosas de Tula
·El Obispo: Don Jesús Sahagún y el Vicario general Padre Tomás Nava.
Este Grupo convivió durante más de una semana, buscando los caminos y las posibilidades de una colaboración y una línea de pastoral común. Esta semana de estudio, fue acompañada por el Ingeniero Enrique Arechavala, de la ciudad de México, un experto de trabajo de planeación. Así fue creada la Comunidad de Servicios de Valle (C.S.V.). Al final de la reunión se definió una meta:
“Formación de comunidades que se dedicaran con responsabilidad cristiana al desarrollo integral de sus pueblos, partiendo de sus propias culturas”.
Durante varios años, representantes de estos grupos, se estuvieron reuniendo, una vez al mes, con el obispo, para reflexionar, celebrar la Eucaristía y cenar.
Para que la meta fuera también experiencia propia y para poderla hacer palpable hacia fuera, nos hicimos conscientes de que primero debíamos, nosotros – mexicanos, alemanes y norteamericanos, como laicos, religiosos o sacerdotes- formar una comunidad y vivir en ella. Decidimos pues, crear un proyecto piloto, en un pueblo de cultura Otomí del Valle del mezquital. Escogimos el pueblo La Estancia en la Parroquia de Chilcuautla. El día 22 de abril de 1970 se instalaban en la casa construida por Don Antonio de la Peña, los sacerdotes Luís Suntrup y José Evans, Las Religiosas Antonia Antonhy, Antonia Jiménez y Alicia Torres, y una Laica, Resi Buddenberg.
La primera tarea fue conocernos mejor dentro del grupo (¡tres nacionalidades, cuatro culturas, tres estados eclesiales!) y vivir juntos la vida diaria. No sólo las barreras lingüísticas eran elevadas. Por lo menos una vez a la semana nos reuníamos medio día y nos preguntábamos: ¿de dónde veníamos? ¿Dónde estamos? ¿Cuál es nuestra meta? Después seguía una lectura de la Biblia con una meditación, y muchas veces la celebración de la Eucaristía.
De dos en dos visitábamos las casas del pueblo, íbamos conociendo las diferentes artes de la comunidad y fuimos creando ‘grupos de mujeres’. Para las pláticas con los grupos optamos por el método de concientización de Paulo Freire y también el método de “educar por medio de la acción”. De esta manera, nuestros vecinos descubrieron cada vez más sus propias capacidades. Con diapositivas y fotografías del Valle del Mezquital, reflexionábamos en los grupos sobre la realidad que vivían cotidianamente las mujeres y los hombres, por ejemplo en el trabajo, en la familia, en la casa, en el pueblo y en su práctica religiosa. Se trataba de hacerlos conscientes de su dignidad, de sus capacidades y de su creatividad. Después de pláticas bíblicas sobre el Éxodo, por ejemplo, siempre preguntábamos por ‘el pequeño Moisés’, hombres y mujeres que quisieran asumir responsabilidades en su comunidad.
Los hombres del pueblo trabajaban los domingos con pico y pala en le cerro de Santa Ana, para prolongar el canal de progreso y poder traer el agua a sus tierras. Frecuentemente los sacerdotes acompañaban esta “faena”, trabajando con ellos.
En la comunidad de Servicios del Valle (CSV) se decidió que era el momento de integrar en el grupo de La Estancia, a muchachos-as de los internados de El Llano y de Ixmiquilpan. Estos internados tenían la finalidad de formar promotores a nivel humano y cristiano, que pudieran hablar directamente en su propia lengua con la gente de su comunidad.
Desde el verano del año 1970, hasta marzo de 1971, se formaron grupos, se llevaron a cabo pláticas bíblicas y se dieron cursos de tejido; se fundo la primera versión de la Cooperativa de estambres y un taller para la fabricación de huaraches, bajo la dirección de un maestro de León. También se hizo un intento de ubicar puercos de la zahúrda de Cardonal en algunos pueblos de Chilcuautla.
El propósito en todos los casos era reforzar al autoestima de los individuos, el compromiso del individuo con el grupo, de cada grupo con el pueblo, y al final, de todos los grupos y de cada individuo con Cristo.
En el transcurso de l año 1970 nos dimos cuenta de que debíamos como grupo, mudarnos a otro pueblo. Los grupos de La Estancia, ya elegían a sus propios representantes y los podíamos segruir asesorando. Así que nos cambiamos a Bethí y Dadhó.
En estos pueblos no habia luz ni agua potable ni encontramos una casa adecuada para nuestro grupo. La comunidad de Progreso proporcionó el material para la casa en Bethí, el obispo colaboró con el trabajo. El Padre Javier, de progreso, nos ayudo mucho en este trabajo. Cuando fueron terminadas las casas –pensadas como modelo- en Dadhó se instalaron los hombres de nuestro grupo, y las mujeres en Bethí.
El Padre Luís Suntrup, el Padre José Evans y la Hermana Antonia Jiménez regresaron a sus comunidades. Se integro al grupo Paula de la Peña, para sustituir a Adelaida que se había casado. El Obispo nos mando dos seminaristas, Francisco Flores y Antonio de la Peña, para que conocieran algo de la realidad de la Diócesis y de sí mismos, antes de comenzar sus estudios de Teología. Como sacerdote se integro al grupo Clemente Holtermann. Había llegado como párroco a Chilcuautla el 21 de marzo de 1971.
El trabajo simultáneo en ambos pueblos se llevo a cabo básicamente de la misma manera que en la Estancia.
Se crearon dos cooperativas: de láminas y cemento en Bethí y de fertilizante artificial y de maíz en Dadhó, y tuvieron mucha acogida.
En el invierno de 71-72 murieron muchos niños de sarampión en estos pueblos. La hermana María de Jesús, médico del grupo de Cardonal, les enseño a algunas mujeres a practicar inyecciones intramusculares.
En los pueblos nos dimos cuenta que muchos jóvenes se iban a la ciudad de México para trabajar, y que, sobre todo las muchachas, se quedaban allá mucho tiempo. Por eso, desde 1971 Clemente y Resi iban a México una vez al mes para reunirse con los jóvenes de la Parroquia.
Otros puntos en los que hacíamos énfasis en nuestro trabajo eran: profundización en la fe, por medio de grupos bíblicos, preparación anticipada de las fiestas patronales; formación de laicos, para preparadores del bautismo, formación de rezanderos, etc. Al menos una vez al mes se celebraba la Eucaristía en cada pueblo, y se llegó a formar el consejo Parroquial.
Se crearon cinco cooperativas de consumo, además de las de maíz, cemento, láminas y fertilizantes.
En Chilcuautla vivieron el matrimonio alemán conformado por Otto y Elisabeth Pötter, y pronto nació su hijo Andreas. Las Religiosas Catequistas de Jesús Crucificado, que estaban en Progreso, se fueron también a Chilcuautla, ocupando así la nueva casa parroquial. Por este tiempo también estaban en nuestro grupo dos seminaristas, Humberto y Ventura. Y llegó como sacerdote el Padre Froylán Gutiérrez.
Se apoyó a bastantes vecinos en la construcción de los locales de las cooperativas, así como en la construcción de capillas y en la reconstrucción de la Iglesia de Chilcuautla. También se ayudó en forma de becas para muchos muchachos-as en los internados, así como para gastos médicos y liberación de presos.
Se trabajó mucho en la construcción de los canales de riego. Los sacerdotes acompañaron mucho cada semana, para hacer la preparación del suelo y reforzar los contactos con los vecinos. De vez en cuando también se celebraba una misa al aire libre o en el gran túnel para reconciliar al “espíritu de los cerros”, pero más aún para reforzar la confianza de los hombres y para unir su fe con sus vidas.
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Ende der 60er Jahre entwickelten viele Mitarbeiter/innen der Pastoral in dieser Region der Diözese, zu der auch Cardonal gehört, zusammen mit dem Bischof eine gemeinsame Linie der Pastoral. Es trafen sich in der letzten Januarwoche 1970 in der Schule von El Llano bei Tula die Pastoralgruppen von acht Orten:
·Die Schwestern von San Vicente aus Ixmiquilpan
·Die Schwestern und der Priester aus Orizabita (Angehörige des Franziskanerordens aus den USA)
·Die Kleinen Schwestern von Charles de Foucault aus san Nicolás/Ixmiquilpan)
·Die Ordensbruder Lasallistas aus El Llano Tula
·Die Gruppe aus Cardonal (Deutsche and Mexikaner)
·Die Schwestern und der Pfarrer aus Progreso
·Padre Lino aus Dios Padre/Ixmiquilpan
·Die Schwestern aus Tula
·Der Bischof Don Jesús Sahagún und der Generalvikar Padre Tomás Nava.
Eine Woche lang lebte diese Gruppe zusammen und suchte nach Wegen und Möglichkeiten für eine Zusammenarbeit und gemeinsame Linie in der Pastoral. Begleitet wurde diese Sudienwoche von dem Ingenieur Enrique Arechavala aus México Stadt, einem Fachmann für Gruppenarbeit und Planung. So entstand die (CSV) Dienstgemeinschaft des Mezquital. Am Ende dieser Tagung stand das Ziel:
“Bildung von Gemeinschaften, die in christlicher Verantwortung sich der ganzheitlichen Entwicklung ihrer Dörfer stellen, ausgehend von der jeweiligen Kultur.”
Mehrere Jahre lang trafen sich Vertreter dieser Gruppen einmal in Monat mit dem Bischof zur Reflexion, Eucharistiefeier und zum Abendessen.
Um aber das ziel auch selbst zu erfahren und nach auBen hin erfahrbar zu machen, machten wir uns bewuBt, daB zunächst wir selbst unter Mexikanern, US-Amerikanern, Deutschen u.a. als Laien, Ordensleute und Priester eine Gemeinschaft bilden und in ihr leben müBten. So beschlossen wire in Pilotprojekt in einem Dorf von Otimis im Mezquital. Gewählt wurde das Dorf La estancia in der Pfarrei Chilcuautla. Am 22.April 1970 zog die Gruppe mit den Priestern Luís Suntrup und José Evans, den Schwestern Antonia Anthony, Antonia Jimenez und Alicia Torres, und Resi Buddenberg in das inzwischen fertiggestellte Haus von Don Antonio de la Peña ein.
Die erste Aufgabe bestand darin, uns untereinander (3 Nationalitäten, 4 kulturen, 3 kirchliche Stände!) kennenzulernen und miteinander den Alltag zu leben. Nicht nur die Sprachbarrieren waren zu Beginn hoch! Mindestens einmal die Woche setzten wir uns einen halben Tag zusammen und fragten uns: Woher kommen wir, wo stehen wir und was ist unser Ziel? AnschlieBend folgte eine Bibellesung mit Meditation und oft eine Eucharistie.
Zu zweit machten wir im Dorf hausbesuche, lernten so die Ortsteile kennen und bildeten dort zunächst Frauengruppen. Für die Gespräche in den Gruppen wählten wir die Methode der BewuBtseinsbildung nach Pablo Freire und auch die Methode “Bilden durch Handeln”. So entdeckten unsere Nachbarn immer mehr ihre eigenen Fähigkeiten. Mit Dias und Fotos aus dem Mezquital reflektierten wir in den Gruppen die Realität, die Frauen und Männer täglich lebten, z.B. bei der Arbeit, in der Familie, im Haus, im Dorf und in der religiösen Praxis. Ihnen sollte bewuBt werden, daB sie eine Würde haben, etwas können, schöpferisch sind. Nach Bilbelgesprächen zu Exodus z.B. stellen wir immer wieder die Frage nach dem “kleinen Moses”, Männern und Frauen, die in ihrer Dorfgemeinschaft Verantwortung übernehmen wollten.
Die Männer des Dorfes arbeiteten sonntags mit Spitzhacke und Schüppe am Berg über Santa Ana, um vom Kanal in progreso her wasser für die Bewässerung heranzuführen. Häufig begleiteten die Priester diese faena (Dorfarbeit), arbeiteten mit ihnen.
Nach monatlichen Reflexionen mit Vertretern der übrigen Gruppen im Mezquital (C.S.V.), die mit groBen Interesse die Arbeit der Gruppe von La Estancia begleiteten, kam im Sommer 1970 dann der Schritt, Mädchen aus dem Inernat in Ixmiquilpan und Jugen aus dem Internat in El Llano in die Gruppe zu integrieren. Das Ziel dieser Internate war, Jugendliche zu befähigen, in ihren Dörfern Personen im landwirtschaftlichen, handwerklichen und hauswirtschaftlichen Bereich in ihrer eigenen Sprache weiterzubilden.
Bis März 1971 wurden Gruppen gebildet, Bibelgespräche geführt und Strickkurse gehalten; eine Vorform der Genossenschaft mit Strickgarn und eine Werkstatt für die Herstellung von Sandalen unter Leitung eines Meisters aus León gegründet. Es wurde auch ein Versuch gestartet, Ferkel, die in Cardonal gezüchtet worden waren, zur Mast in verschiedene Ställe zu vermitteln.
Der Sinn war jeweils die Stärkung des SelbestbewuBtseins der Einzelnen, die Verpflichtung des Einzelnen mit der Gruppe, jeder Gruppe mit dem Dorf und am Ende aller Gruppen und jades Einzelnen mit Christus.
Im Laufe des Jahres 1970 wurde uns deutlich, daB wir als Gruppe in ein anderes Dorf ziehen sollten. Die Gruppen in La estancia wählten ihre eigenen Verantwortlichen unde wurden weiter von uns begleitet. Unsere Gruppe zog also um in die Dörfer Bethí und Dadhó.
Beide Dörfer besaBen weder Licht noch Wasserleitung, und es stand auch für die Gruppe kein entsprechendes Haus zur Vefügung. Die Gemeinde von Progreso stellte nun das Material für das Haus in Bethí zur Verfügung, der Bischof die Maurer und die Männer des Dorfes ihre Arbeit. Padre Javier war uns allen in dieser Zeit sehr hilfreich. Als dann das als Musterhaus geplante Gebäude in Dadhó fertig war, wohnten fortan die Männer unserer Gruppe dort und die Frauen in Bethí.
Padre Alois Suntrup, Padre José Evans und Schw. Antonia Jiménez gingen zurück in ihre Teams. Für Adelaida, die geheiratet hatte, kam Paula de la Peña, zu uns, da diese vor dem Theologiestudium die Realität der Diözese und sich selbst in ihr erfahren sollten. Als Priester Kam Clemens-August Hotltermman in die Gruppe. Er wurde am 21.März 1971 als Pfarrer von Chilcuautla eingeführt.
Die Arbeit in beiden Dörfern wurde im wesentlichen wie in La Estancia durchgeführt.
Die Genossenschaften -in Bethí mit Dachplatten unde Zement, in Dadhó mit kunstdünger und Mais- wurden gut angenommen. In beiden Dörfern gab es auch Stickgruppen.
Da in Bethí und Dadhó in Winter 1971/72 viele kinder an Masern starben, zeigte Schw. María de Jesús, Ärztin aus der Gruppe von Cardonal, einigen Frauen, wie intramuskular geimpft wird.
In den Dörfern machten wir die Erfahrung, daB viele Jugendliche nach Mexiko Stadt gehen, um dort Geld zu verdienen, und daB vor allem die Mädchen lange dort bleiben. Seit 1971 fuhren deshalb Clemens-August und Resi einmal in Monat sonntagnachmittags nach Mexiko-Stadt, um sich dort mit den Jugendlichen aus der Pfarrei zu treffen.
Andere Schwerpunkte unserer Arbeit waren: Vertiefung des Glaubens, z.B. in Bibelgruppen, längere Vorbereitung der Ortsfeste und die Ausbildung von Laien, z.B. für die Vorbereitung der Taufen, die Weiterbildung der rezanderos (traditionnelle Vorbeter), usw. Wenigstens einmal in Monat wurde in jedem Ort Eucharistie gefeiert und ein Pfarrgemeinderat wurde gebildet.
Es wurden weitere fünf konsumgenossenschaften gegründet, in Bethí, Dadhó, La Estancia, Chilcuautla unde Santa Ana.
In Chilcuautla lebte das Ehepaar Otto und Elisabeth Pötter, bald verstärkt durch ihren Sohn Andreas, der in Mexiko geboren wurde. Die Ordensschwestern, Catequistas de Jesús Crucificado (Katechetinnen des gekreuzigten Jesus), die bis dahin in Progreso waren, kamen auch nach Chilcuautla und zogen in das neue Pfarrhaus. In dieser Zeit waren zwei neue Seminaristen, Humberto und Ventura, in unserer Gruppe. Als mexikanischer Priester kam in diesen Jahren Padre Froilán Gutiérrez hinzu.
Finanziell unterstützt haben wir die Nachbarn beim Bau der Genossenschaftshäuser und kapellen sowie bei der Renovierung der kirche von Chilcuautla. Noch mehr Geld aber haben wir in die jugendlichen “investiert”, besonders für Stipendien in Schulen und Internaten. Auch die kosten für Ärzte und für den Freikauf von Gefangenen schlugen zu Buche.
Schwer gearbeitet wurde am Bau der kanäle zur Bewässerung der Felder. Wir Priester gingen über lange Zeit fast jede Woche mit, um bei der Vorbereitung des Bodens zu helfen und so die kontakte mit den Nachbarn zu stärken. Gelegentlich feierten wir auch auf offenem Feld ode rim groBen Tunnel eine heilige Messe, um die “Geister der Berge” zu versöhnen, aber mehr noch, um das Vertrauen der Männer zu stärken und Glauben und Leben zu vermitteln.
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